lunes, 30 de marzo de 2009

Claudio Pizarro - Carlos Delgado




El "nene" Teófilo Cubillas y el "cholo" Hugo Sotil fueron en su época una dupla de oro, hicieron diabluras con la pelotita que culminaban en gol, haciendo felices a todos los peruanos. Claudio Pizarro y Carlos Delgado también son una dupla, pero no precisamente del metal precioso, sino, de papel, ese de color verde, por el cual mucha gente se vende, tira por la borda los principios éticos y morales. A esta parejita se les acusa de lavado de activos y evasión de impuestos, osea para estar a tono con el tema : le hicieron una "huachita" vergonzosa al Estado Peruano.


Pero quien hizo esta delicada denuncia no fue el periodismo deportivo, esa prensa que es la encargada no exactamente de dar alineaciones de los equipos y otro comentario de la jugada sino que también tiene como misión: fiscalizar, denunciar la corrupción y la mugre que existe en el fútbol Peruano. Este escándalo salió a la luz gracias a una modelo, ex esposa del agente FIFA Carlos Delgado y socio del "bombardero de los andes".


El tema ya tiene una víctima, renunció el presidente del Werder Bremen Juergen L Born. El empresario de jugadores le habría depositado 50 mil dólares a su cuenta en Uruguay. En el Perú, muchos dirigentes - algunos de Sporting Cristal- estarían también en la pomada del asco. En realidad no es novedad, todos saben que el fútbol nacional es una defecada, por eso los resultados deportivos son siempre llanto y dolor(sumado al sufrimiento que nos regalan los políticos) para la nación.


A Fiorella Faré se le puede decir que está despechada por la separación de Delgado y por eso destapó la olla de grillos de la pelotita Chola. Pero hay evidencias serias de que el "billetón" de las transferencias eran desviadas a Panamá con el propósito de evadir impuestos. El "Camilo Sesto" del fútbol hacía lo que quería con la selección; metía jugadores y entrenadores con la finalidad de venderlos, sin importarle nada, maltratando al país que necesita de alegrías.


A la modelo la recuerdo por que manejando por la avenida Pershing casi choco con otro vehículo, abandoné la concentración en el manejo por que un enorme aviso publicitario mostraba a Fiorella Faré luciendo una lencería de infarto, dejando al descubierto esas medidas que todos los varones adoramos. No tenía abrigo, quizá vaticinando que lo necesitaría más adelante, pero tendría que ser uno de leopardo, o mejor de leona para convertirse en la reina de la selva, de esa jungla que es el fútbol y darle un rugido acompañado de un mazaso y dejarlo moribundo, del cual hasta ahora no se recupera.