"Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, están corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho mas de lo que suponemos".
"Uno no muere, solo damos un paso a un lugar maravilloso", lo escuché decir a Facundo Cabral, que ahora debe estar en ese lugar. Murió en el lugar menos pensado y de una manera que ni él lo tenía planeado.
La filosofía, la poesía y la música de protesta fue su emblema y recorrió el mundo tratando de que el hombre ame la libertad y viva la vida todo lo que sea posible.
Su acompañante era una guitarra, y cantándole a este incomprendido mundo pensaba que moriría el trovador argentino. Pero no, fue cruelmente asesinado en Guatemala.
"El día que yo me muera no habrá que usar la balanza, pues para velar a un cantor con una milonga alcanza", se escucha en la canción que lo hizo famoso" no soy de aquí ni soy de allá". Descansa en paz Facundo.