Son unos pirañas, rateros, conchudos, sinvergüenzas, caraduras, "gringashos" de la política, ladrones de cuatro suelas, miserables, hijos de puta,etc.
La indignación del pueblo peruano no esperó mucho y vociferó a los cuatro vientos por el aumento de 15mil soles que sumado a los otros 15 mil de sueldo serian 30 mil lo que recibirían los "comechados" del "congrezoo."
Los bien llamados padres de la plata y mal llamados padre de la patria, aprovecharon la alegría y festividad de fines de años para aumentarse el sueldo, disfrazado con el nombre de gastos operativos; creían que los peruanos íbamos a tragarnos el sapo así no más; pero no se dieron cuenta que la resaca de fin de año solo dura unos días y la ecuanimidad de los ciudadanos se restableció rápido y al ver semejante despropósitos de estos "chupa sangre", salieron a gritar y reclamar en todos los medios de comunicaciòn posible y, uno de ellos, la radio.
Una señora salió a gritar como se le hubieran robado un hijo recién nacido lo siguiente:
"Como quisiera ser terruca -léase terrorista- para colocar una bomba en esa porquería de Congreso".
Al final, la indignación colectiva arrinconó a los"otorongos" que no les quedó otra que dar marcha atrás. Escenas come estas incentivan el desgobierno y afloren algunos trasnochados imitando lo malo del reo kenya Fujimori cerrando el Congreso.
El Congreso peruano parece un burdel de quinta, con bulla, escándalo, cafichos, tipos impresentables, estafadores, chaveteros y olor raro. El desprestigio de los congresistas está por los suelos y por eso nunca tendrán un baño de popularidad; todo lo contrario, el pueblo peruano espera con ansias demenciales bañarlos, pero con diarrea.
La indignación del pueblo peruano no esperó mucho y vociferó a los cuatro vientos por el aumento de 15mil soles que sumado a los otros 15 mil de sueldo serian 30 mil lo que recibirían los "comechados" del "congrezoo."
Los bien llamados padres de la plata y mal llamados padre de la patria, aprovecharon la alegría y festividad de fines de años para aumentarse el sueldo, disfrazado con el nombre de gastos operativos; creían que los peruanos íbamos a tragarnos el sapo así no más; pero no se dieron cuenta que la resaca de fin de año solo dura unos días y la ecuanimidad de los ciudadanos se restableció rápido y al ver semejante despropósitos de estos "chupa sangre", salieron a gritar y reclamar en todos los medios de comunicaciòn posible y, uno de ellos, la radio.
Una señora salió a gritar como se le hubieran robado un hijo recién nacido lo siguiente:
"Como quisiera ser terruca -léase terrorista- para colocar una bomba en esa porquería de Congreso".
Al final, la indignación colectiva arrinconó a los"otorongos" que no les quedó otra que dar marcha atrás. Escenas come estas incentivan el desgobierno y afloren algunos trasnochados imitando lo malo del reo kenya Fujimori cerrando el Congreso.
El Congreso peruano parece un burdel de quinta, con bulla, escándalo, cafichos, tipos impresentables, estafadores, chaveteros y olor raro. El desprestigio de los congresistas está por los suelos y por eso nunca tendrán un baño de popularidad; todo lo contrario, el pueblo peruano espera con ansias demenciales bañarlos, pero con diarrea.