miércoles, 1 de julio de 2009

Alberto Andrade




¡Vamos me siguen carajo!... acompañado de su gente de choque, se enfrentaba a los desafiantes ambulantes y matones, que por muchos años se apoderaron de las calles del centro histórico de Lima. Él lideraba en la cancha los peligrosos desalojos y por lo tanto fue el primer Alcalde en tomar el toro por las astas a tan grande problema, de modo que limpió, ordenó y, le lavó la cara a una ciudad donde campeaba el desorden, la mugre, la prostitución, los pirañas, los trafas, etc.
El dos veces burgomaestre de la capital y Congresista se fue de este mundo. Una fibrosis pulmonar lo privó de realizar cosas y de cumplir su sueño: ser presidente del Perú. El ambiente frío y lleno de fantasmas de palacio de gobierno lo seducía, pero no pudo llegar, lo intento en el 2000, soportando una campaña asquerosa en su contra, y que fue orquestada por el delincuente Vladimiro Montesinos, tras recibir ordenes del recluso Alberto Kenya Fujimori.
Durante su vida política fue innegable su vocación democrática, le disgustaba ser vecino en la plaza mayor del dictador Japonés. Se sumó a esos peruanos de corazón que batallaron y lucharon para derrocar al fantoche que estuvo en el poder.
No fue un palomilla de ventana, sino un "criollazo" que nació en Barrios Altos, allí, donde se escribieron historias memorables como la de Felipe Pinglo, Tatán y demás personajes. Recordaremos el "Ven mi guapa Limeña, ven, vamos a pasear, Lima es un edén"...vals que siempre cantaba acompañado de sus ricos tamales, porque también fue un amante de la buena comida.
Los limeños recordarán al "gordo"Andrade como el alcalde que ordenó la casa y, renació ese jardín que estaba sucio, seco y amarillo; también al luchador, al empresario, al político que hizo la vía expresa de la Javier Prado, etc. Ahora pasará mucho tiempo para que la ciudad vuelva a tener un personaje de singulares características. Se extrañará la fiesta criolla, pero él, desde arriba seguirá con la serenata a todo dar y, por supuesto con guitarra y cajón.