lunes, 31 de diciembre de 2012

SPORTING CRISTAL CAMPEÓN

El "comisario" Ponce llegó de Trujillo con su hijo Kike, para dar la vuelta con  su equipo, el Sporting Cristal; ni bien bajaron del bus corrieron hacia los alrededores del estadio Nacional para comprarse una camiseta; ambos se enfundaron la de color azul marino, riendo como niños con juguete nuevo caminaban muy orondos. Al verlos felices les dije:

-Buena "comisario" pero deberían comprar la original y no la "bamba" que está a cinco "lucas". Ambos restaron importancia a mi observación; estaban felices, chinos de risa; orgullosos.

- ¡Vamos a comer cebiche! dijo el comisario. Fuimos a un hueco regularon en la av Palermo en la Victoria. Ahí nos encontramos con dos patas más, amigos de su hijo kike. Devoramos cebiche, chicharón, sudados. "El comisario" pidió seis cervezas, luego seis más y heladas; muy preocupado les dije:

- Ya no sigan tomando, que no les van a dejar entrar al estadio. Hicieron caso omiso y siguieron bebiendo.

Se fueron sazonados al estadio; "el comisario" y su hijo entraron; a los dos amigos no le dejaron entrar; el "tufometro reventó" con ellos , como era temprano los mandaron a dormir un rato y les recomendaron tomar leche o algo de yougurt.

Antes de empezar el partido estaban los cuatro gozando del espectáculo. Saltaron, gritaron, participaron de las olas, cantaron el único gol y se quedaron hasta el final para gozar con la vuelta olímpica; "el comisario" sería campeón después de siete años.

"El comisario" quería celebrar el campeonato como se debe; me invitó a ser aparte de su fiesta. Fuimos a un antro en el centro de Lima, "el juancito" un lugar amplio donde la orquesta permanente es su fuerte. La cerveza corre como río. Al lugar asisten todo tipo de gente: comerciantes, estafadores, prostitutas en decadencia que cobran diez soles, porque son regordetes y viejas, trampas en busca de algo, chicas peperas, de esas que te dejan calato y en la misma calle; también se confunden algunos travestis que pasan inadvertidos y te puedes llevar una sorpresa grande.




Fiel  a su estilo,"el comisario" aceitó al mozo para que le  consiga chicas para bailar; el empleado al recibir los veinte soles se movió al toque y vino con tres chicas; bueno es un decir; eran tres viejas gordas y estaban dispuestas a todo; "el comisario" las quedó mirando y aprobó; él solo quería bailar y a si fue. Se  divirtió hasta las dos de la mañana, estando
cansado dijo:


-¡A tomar caldo de gallina!

Luego del suculento caldo, llevamos al buen "comisario" a su hotel, mejor dicho a un hostal de alto tránsito en la Victoria muy cerca del hospital Almenara. El lugar era tenebroso, oscuro, silencioso, con drogadictos caminando por las calles llenas de huecos. En la puerta del hostal estaba el vigilante atento a todo movimiento; al ver bajar del auto a mi amigo lo reconoció rápido por la prominente barriga y su corte militar y exclamo:

- ¡Comisario bienvenido!

- ¡soy campeón carajo!

El vigilante lo ayudó entrar al hostal; "el comisario" estaba tambaleando y no podía caminar, pero seguía gritando:.

-¡Soy campeón carajo! ¡viva Sporting Cristal!