miércoles, 9 de julio de 2014

MASACRE

El Estadio Mineirao de Belo horizonte era un cementerio, cuando Brasil era goleada, las imágenes eran patéticas,
hombres, mujeres y niños lloraban como si se hubiera muerto un familiar. Muchos cariocas pensaban que estaban sufriendo una pesadilla y esperaban despertar y ver que tal escenario de espanto no era verdad.

La masacre que le propinó Alemania no estaba en el calculo de nadie, ni de los propios alemanes. La tristeza y el dolor que se vivía en el estadio y en el país de la samba, era matizada con la alegría de los pocos teutones que estaban en las graderías y festejaban como locos con el baile que le daban en su propia casa y en su cara a los pentacampeones.



  
La goleada de 7 a 1 no se olvidará nunca en la memoria de los brasileños, el Maracanazo del 50 quedó chiquito para esta humillación. "Felipao" se debe estar arrepintiendo no convocar a jugadores que todavía podían estar, para darle ese juego vistoso, de emoción y de gol. Con este equipo no pasaba nada, jugaba sin alma, sin el jogo bonito. Esta catástrofe es una jalada de orejas a todos, que el estilo no se cambia.

Marcelo nunca sera como Roberto Carlos, Branco o júnior, Dani Alves tampoco como Cafú o Carlos Alberto. Como se extraña a jugadores con la calidad de Bebeto, Romario y el "gordo" Ronaldo; eran unos fenómenos.


Los docientos millones de brasileños al ver a su selección goleada, deseaban que entre el arbitro japonés Nishimura para cobrar ocho penales a favor de la verdeamarela y poder ganar el partido. Ahora Brasil ya no es el país 'o mais grande do mundo'. sino el país "o mais goleado do mundo".        


Ayer no hubo fiesta en Brasil, todo lo contrario, se acentuó la protesta social, con saqueos, incendios de autobuses, robos y corrió bala como en el lejano oeste en las favelas de Río. Chau "Scratch" a llorar al rio de Janeiro. Si no logra el tercer puesto ya sería la estocada final a esta desgracia que le ha tocado vivir. Ser hexacampeones quedó solo en un sueño.