jueves, 30 de septiembre de 2010

No olvidar al amigo elegido

Era un viernes en la noche con bastante frío que penetraba hasta los huesos en Trujillo, la tierra que me vio nacer como dice el cargoso de Phillip Butters. Como todo fin de semana los ánimos eran de lo mejor y nos encontramos un grupo de cuarentones para jugar una "pichanguita" en las canchas que están de moda: el césped artificial. El grupo era muy peculiar, pues somos tíos que ya pasamos los cuatro cheques y por ahí uno que otro treitón y somos patas de siempre: del colegio, de la university, del barrio, de los tiempos de la mocedad, de las mataperradas, etc.
La odisea empezó a las 9:30 de la noche en la casa de George, digamos el entusiasta del grupo que organiza todo; él es todo un winner, la vida le ha sonreído en cierta forma, vive en los EE.UU y, es casi vecino del borrachoso- lo dijo Hugo Chávez- George Bush hijo. Tiene una "chamba" digamos que placentera, trabaja en países de África y Asía y, cuando está de vacaciones viene al Perú, pues extraña su cebiche, cuyes,chicharrones, inca kola, etc; y timbra a toda la "mancha" para reunirnos y pasarla bien.
Llegué puntual y George estaba sacando el carro de su viejo.
-Nos vamos en el carro o tomamos un taxi- me dice.
-Como quieras- le respondo.
George mira con nostalgia su coche, un volkswagen escarabajo que está más matado que la cara del feo Raúl Romero y luego me dice:
-Carajo, vamos en el carro no más.


En el camino recogimos a dos refuerzos; unos chistosos que tenían una panza tan abultada como la mayoría de los policías coimeros. Llegamos al recinto deportivo y nos encontramos con el resto de la promoción. Abrazos por acá, bromas por allá, risas por doquier. Luego, ese festín se congeló. Una mala coordinación nos dejó sin cancha artificial, como consuelo el personal nos regaló una hora gratis en la de cemento; por más que el potón demostrara sus habilidades de conciliador, la administración dijo: nones.
Todos miramos feo al potón por la mala coordinación. Potón luce distinto, se ha dejado crecer la barba y ahora parece un traficante de camellos; la panza le ha crecido de manera grosera, siendo evidente esa parte adiposa más sobresaliente que su culo que lo caracterizó en sus buenas épocas y que ya hubiesen querido tener esas vedetuchas de cuarta.
 Luego de calentar de manera desordenada empezó la "pichanga"; al final de la brega hubo una baja considerable: George se torció el tobillo`por hacer una jugada demás. Luego todos corrieron sudorosos al bar y cada uno buscó el lugar más apropiado. Con nostalgia les dije a todos que tenía que retirarme porque mi family me esperaba. Toño salió al frente y me dijo:
-Bien Fernandito, los niños buenos como tú tienen que ir temprano a la cama.
Todo el grupo se carcajearon al unísono y en coro gritaron: ¡chao "sacolargo"!.
Eran las 11:50 de la noche, ya me encontraba en mi domicilio disfrutando del calor del hogar, mientras ellos soportaban el frío de aquel lugar y de lo helada que estaba la Pilsen Trujillo que se soplaban de manera apresurada entre risas, bromas y recordando los viejos tiempos.


Al día siguiente me encuentro con George que estaba cojeando y con el pie derecho inflamado y me dice
muy preocupado:
-El carro se quedó en la comisaria por que nos cayó la policía.
-No jodas- le dije.
-Sí "sacolargo"- me respondió, dándome una palmada en el hombro y me relató todo.
En realidad pidieron una caja de chelas, luego se fueron a tomar caldo al "Fonseca" en la av. 28 de julio. Subieron al escarabajo y emprendieron la marcha; se desplazaban despacio, a una velocidad de tortuga, incapaz de matar a un perro, es más, el viejazo del "chorri" Palacios que con 36 años encima corre más; por lo tanto no había peligro alguno; pero estaban cometiéndo una falta (manejar con unos gramos de alcohol en la sangre) y eso, tiene castigo.
En primera instancia, los borrachines tuvieron suerte, pues antes de llegar al "Fonseca" unos policías los detuvieron. George estaba sereno, precavido como siempre ya se había suministrado dos pastillas de clorest para  mejorar el turrón de doña pepa y le hablaba al policía como el doctor Saravá, osea de costadito. El tombo solicitó los documentos, los revisó de mala manera y le dijo:
-Puede seguir no más.
George y los eufóricos cuarentones soplaron fuerte y se rieron de su buena suerte del momento.
-Hay que voltear en "U" para ir a tomar el bendito caldo de gallina, o ya te olvidaste- dijo sonriendo Toño que estaba un tanto fastidiado dentro del escarabajo, pues su panza "chelera" le impedía cierta comodidad. George le hizo caso y giró hacia el lugar acordado, pero que piña, se dirigió derecho a la boca del lobo donde había como 20 policías en un operativo pidiendo documentos a los más "zampaos"; esta vez la suerte ya no acompañó a los cuarentones. George tomó aire y le dijo al police que ya lo habían intervenido hace un momento,
-Así, pero igual acá te vamos a pasar la prueba de alcoholemia- dijo la autoridad demostrando que no era tan torpe como el anterior y como buena parte del cuerpo policial. George susurró.
-Chucha, ya perdí.
 El resultado dio positivo, llevaron a  George a la comisaria, los acompañantes protestaron, igual se fueron a la delegación. El escarabajo se quedó y los amigos que estaban sazonados  no les quedó otra que tomar taxi.
Luego de tan bochornosa situación, George, preparó maletas y se largo a Lima, para enrumbar a los EE.UU. Me encontré con él, un tanto desencajado hizo un balance de sus vacaciones en Trujillo y dijo:
-Carajo todo me salió mal
-No te quejes, disfrutaste del cebiche, chicharrones, cuyes; comiste más que Alan García cuando fue a mixtura- le respondí, tratando de calmarlo.
-Sí, pero me voy con el pie hinchado y con el carro de mi viejo en la comisaria, además tendré que pagar una fuerte multa.
-Igual pagarías esa multa en Dallas si cometes la misma falta.
-¡Oh yeah !- me contestó.
-Ya hablé con unos amigos abogados para que me saquen de este lío.
-Ah, que bien.
-He ofrecido mi blackberry al primero que haga la chamba y me libere de todo.
-¿Estás hablando de "aceitar" a los policías?.
-No sé Fer, ese trabajo es de ellos.
-Ah.
-Quedamos en que lo llevaría al airport. Nos encontramos en Camacho, en la casa de su primo Ricardo y luego de tomar un café y escuchar música de George Harrinson, partimos raudos por la vía de evitamiento. Eran las 9:40 pm y George me dijo:
-Acelera que vamos a llegar tarde.
-No te preocupes, llegaremos a tiempo.
Estando por la Av. Thomas Valle, a un kilómetro del destino mi auto empieza a fallar.
-No jodas, sí nos que quedamos por este horrible lugar, mínimo nos violan, al mismo tiempo que ponía cara de susto, como si hubiese visto a Laura  Bozzo calata.
-No pasa nada, ¿ ya estás arrugando?
En realidad también me preocupe; el panorama era aterrador, tenebroso; unos travestis enseñaban sus nalgas deformes y los ladrones estaban escondidos listos para pescar a sus víctimas.
Mi vehículo se plantó; la luz tenue de los postes no ayudaban en nada, el pánico empezó  y dije:
-George, ¡toma un taxi, que vas a perder el vuelo!
Me quedó mirando y me dijo:
-Estás loco, no te puedo abandonar, será para que te maten.
-¡Entonces hay que empujar!.
Empezamos a empujar, George con el pie hinchado hizo lo mismo, el coche arrancó a media caña y empezó a circular; con dificultad llegamos al grifo que está al frente del aeropuerto.
-Acá estás más seguro- me dijo.
-Ok, y sorry por obligarte a corre como los chasquis.
-Estando con la pata jodida he corrido como los bandidos- replicó.
Nos reímos juntos.
Cogió su equipaje, cruzó la pista y entró presuroso al airport.
Mientras él tomaba el avión hacia Dallas, yo tomaba los servicios de una grúa para remolcar mi carcocha, un Nissan del 96.
Al día siguiente me llama y bromeamos sobre la situación que pasamos.
Luego me dice que para la próxima reunión de la promoción de cuarentones seremos  más responsables y lo haremos con el amigo elegido.
Espero que no sea yo- le comenté sonriendo.
Lo haremos de manera democrática: por votación.
-De acuerdo George.
-Bye Fer- y click, colgó.