El fútbol, indudablemente es el deporte más popular, que mueve millones de dólares en todo el mundo, pero también carga con un problema difícil de solucionar: violencia y muerte.
El último sábado se jugó el clásico del fútbol peruano, la fiesta terminó en tragedia: la muerte de un hincha aliancista. Ahora ya no importa si la "U" ganó el partido, el tema ahora es la tragedia.
Días previos al partido, dirigentes y jefes policiales- con fotos incluidas- declararon que todo iba a estar controlado; cuatro mil efectivos- por las puras- era suficiente garantía para el encuentro de la fecha. Policías panzones, blandengues en mostrar autoridad. Ellos tiene a flor de labios el "como es" o son 20 "manguitos" y me hago el loco y mete todo lo que puedas al palco: trago, marihuana, cocaína, etc. Combinación mortal que enardece los ánimos de los estúpidos que no piensan.
El último sábado se jugó el clásico del fútbol peruano, la fiesta terminó en tragedia: la muerte de un hincha aliancista. Ahora ya no importa si la "U" ganó el partido, el tema ahora es la tragedia.
Días previos al partido, dirigentes y jefes policiales- con fotos incluidas- declararon que todo iba a estar controlado; cuatro mil efectivos- por las puras- era suficiente garantía para el encuentro de la fecha. Policías panzones, blandengues en mostrar autoridad. Ellos tiene a flor de labios el "como es" o son 20 "manguitos" y me hago el loco y mete todo lo que puedas al palco: trago, marihuana, cocaína, etc. Combinación mortal que enardece los ánimos de los estúpidos que no piensan.
El clásico se jugará en otro recinto; los delincuentes seguirán con el terror; ni la muerte de Walter Oyarce los hará cambiar, pero ya están identificados; la cárcel le hace guiños para que se pudran toda la vida. Los dirigentes seguirán metiendo uña y los policías displicentes para la acción, pero rápidos para cobrar la coima estarán en la fiesta deportiva, pero no para trabajar, sino para gozar con el espectáculo.