martes, 2 de marzo de 2010

Sicarios en Lima

EL Colombiano Sergio Luis Alvarez Acosta se alistó con traje deportivo apropiado para montar bicicleta; se puso lentes oscuros para atenuar el sol radiante de Lima. Tomó un poco de agua y empezó a pedalear. Se desplazaba tranquilo por el Malecón Cisneros en Miraflores; él no se imaginaba lo que le iba pasar, todo lo contrario observaba un panorama tranquilo, con muchos ciclistas y y guapas chicas sudando la gota gorda haciendo footing.; de pronto, dos balazos le cayeron en la cabeza, no pudo llegar vivo al hospital, pues en el trayecto se le apagó la vida.
La policía encargada del caso al toque lo relacionó con un ajuste de cuentas por parte del narcotráfíco. La nacionalidad de la víctima lo delató por completo.
Al mejor estilo de las mejores películas de mafiosos, las calles de la capital peruana  se tiñen de sangre todos los días, donde los sicarios extranjeros llegan especialmente al Perú para realizar el "encargo" y con las mismas se van. Los asesínos nacionales se ofrecen por 500 doláres y se encuentran en las peligrosas calles de los barracones del Callao. Hay osados criminales que con tarjetas de presentación ofrecen este espeluznante trabajo.
El Estado Peruano tiene que enfrentar este serio problema de una vez. No vaya ser que sea incontrolable, y el país se convierta en una nueva Colombia, o como México, donde los sicarios tienen terreno libre para negociar la droga  por toneladas y los asesinatos se constituyen en una nueva forma de vida.