lunes, 2 de noviembre de 2009

La joyita de César Gutierrez

Algunas mujeres se convierten en la perdición de muchos hombres que, embobados por una figura de maniquí  descuidan a la familia, llegando incluso hasta la rotura. Sólo tienen ojos para esas piernas, un trasero matador y unos pechos sugerentes. No importa las edades, ni los 40 y 20, nada importa, sólo que él se siente orgulloso de su ficticia mujer y ella también se siente feliz de su hombre, pero, está más deslumbrada por su billetera y por sus influencias, que por el amor que supuestamente le tiene.
Ese es el caso del ex presidente de petroperú, César Gutiérrez, que se separó de su esposa la señora  Marta Silva, par ir en busca de esa figura superficial de la oxigenada  Lily Lemasters, una mujer que a la primera impresión uno piensa que es una extranjera, pero ¡que tal chamuscada! ella es más peruana que Tula Rodriguez. Según los audios de los faenones, ella habría jugado en pared con Gutiérrez, sí, así como lo hacían Cubillas y Sotil. La rubia con su plata fue traductora de la compañía discover petroleum que estaba tras lo pasos de lo pozos petroleros.
La ex  esposa del ex funcionario del estado, salió ha declarar sobre las aceitadas. Ha dicho que su ex marido recibió 300,000 dólares. Por más que se diga que la señora actúa de manera despechada, presentó evidencias, que ya están siendo evaluadas por los jueces, que ven este caso y que la hacen más larga y tediosa. Gutiérrez estaba pasando piola y se dedicaba a viajar a lado de su plástica mujer y disfrutar todo el tiempo que le queda libre, porque si le encuentran culpable, tendrá que hacer escala en las celdas mugrosas de la cárcel y hacerle compañía a la "rata" de Rómulo León.
Sospechosamente los magistrados encargados d e este difícil caso, sueltan con gotero los audios que son reveladores. Nos enteramos que la mujer de las discordia ( Lemasters) era mujer de Rómulo León; osea la cosa era como en el fútbol, jugaban en equipo, se prestaban y utilizaban a la misma mujer; del mismo modo como juegan los jueces de corazón aprista que no hacen nada por llegar a la verdad de las aceitadas y faenones, donde las ratas de cloaca siguen bailando porque todavía no les cae la trampa.