sábado, 12 de septiembre de 2009

Abimael Guzmán


Ese día crucial me encontraba en la habitación de un hotel; justo en ese momento había salido de la ducha, fresco como una lechuga me tiré en la cama, cogí el control y encendí el televisor; lo que observaba en la pantalla no lo podía creer, El hombre más buscado del país era capturado, Abimael Guzmán había caído como una mansa paloma. Por fin se acabaría la guerra interna pensé, igual que todos los peruanos que celebraban ese acontecimiento.

De ese día han pasado 17 años, exactamente un 12 de septiembre, el Perú tomó otro rumbo, el de la paz, de la tranquilidad; atrás quedaron los coches bombas, los aniquilamientos selectivos, los secuestros de autoridades, etc. Un grupo del gein hizo un trabajo de inteligencia a pesar que el gobierno les limitaba los presupuestos, EL reo ex presidente Alberto Kenya Fujimori se jacta que fue parte de su estrategia antisuversiva, cuando todos saben que ese día él estaba pescando y fuera de Lima.

En cierta forma también recibí el "cariño" de sendero luminoso; por ese entonces vivía en Jesús María, y la noche del atentado a frecuencia latina, la onda expansiva que ocasionó el coche bomba, hicieron estallar los vidrios de las ventanas del departamento, para suerte de mi familia tuvimos un aliado: las cortinas que actuaron como protectores.

Condenado a cadena perpetua el terrorista Guzmán tiene que asimilar el hecho de que las paredes de la base naval-donde está recluido- serán testigos únicos de su muerte. Pero ni aún así pagará todo el daño que hizo al país con más de 25 mil víctimas, convirtiéndolo en el cabecilla de un grupo terrorista más sanguinario que haya tenido el Perú.

Ahora la tranquilidad que aparentemente teníamos se ha visto alterada con los ataques narco terroristas, dejando muchas muertos civiles y militares. Parece que nos estamos rezagando y el estado tiene que despertar. Mientras que un anciano Abimael presenta hoy su libro titulado de puño y letra y, paralelamente reclama amnistía general para sus seguidores, agregando que no se arrepiente para nada de lo que hizo. Esas declaraciones provocadoras sólo tienen una respuesta por parte del gobierno: mantenerlo como inquilino perpetuo en la cárcel.