lunes, 19 de abril de 2010

Atrapado Sin Salida

Al caer la tarde del penúltimo martes me sentía contento; terminado el trabajo me disponía a salir raudo del centro laboral; eran las 5:40 pm y en los pasillos del edificio me encuentro con Claudia la chica más atractiva del trabajo.
-¿Fer, a dónde vas tan apurado?- me dice.
-Al estadio monumental.
-Me puedes "jalar" a mi casa, esta en la ruta.
-Estee... bueno, no podía negarme, se trataba de una nena lindísima; hace tres meses que había terminado con el pedante de su novio, un oxigenado patita que llegaba a recojerla en un Audí del año.
-Apresúrate le dije, no vaya ser que nos coja el espantoso tráfico de Lima y no me quiero perder el partido.
-Ok. Fer, que lindo eres.


La travesía empezó en el centro camino real a las 6 pm; estando los dos en el auto, ella me pidió que pusiera música: Fer, 88.3 please, en los parlantes de mi coche se escuchaba un recuerdo buenazo, estaba sonando Misses Robinson de Paul Simons y Garfunkel, que me hizo recordar la película, el graduadado con Dustin Hoffman.
El reloj marcaba las 7:30  de la noche y estábamos en un atasco como dicen los españoles o en un embotellamiento, sana costumbre del buen Miguelito "chato" Barraza. Todavía estaba en la avenida principal limeña; la Javier Prado a la altura del museo de la Nación. Sentí por el rabillo del ojo que Claudia me miraba, yo estaba impaciente, sentía que no llegaría al estadio.
-Perdóname Fernandito por ser la causante de todo esto, no pensé que había demasiado congestionamiento.
-No te preocupes.
Apagué el motor, pues no había modo de avanzar. Ella baja el vidrio de la ventana para que entre un poco de aire. Mi auto es un Nissan del 96 y hace tiempo se malogro el aire acondicionado.
-Sorry, por no tener aire frío; seguro que en el Audi de tu ex te sentías más cómoda.
-No tiene importancia -dijo sonriendo.
-Fer.
-Dime.
-Siempre leo tu blog.
-Sí, gracias.
-Sabes, eres duro con el gobierno, y sobre todo con el presidente.
-Se lo merece.
-¿Por qué ?
-Porque Alan García es un caradura.
-¡Ah, entiendo!
-Cuéntame algo de ti.
-Que quieres que te cuente.
-Por qué terminaste con el pelucón de tu novio.
  Ella comenzó a reírse a carcajadas
-Fer, me hiciste reír.
-¿Por lo de pelucón?
-Sí, por eso; bueno lo dejé por drogadicto.
-Lo sospeché desde un principio
-Sí, cómo te diste cuenta- me dice algo sorprendida.
-Mira preciosa, a un drogo se le conoce a leguas.
Ella se quedó pensando.
-Bien hecho por dejarlo; él no se merecía tu amor; como es posible que tú, una chica tranquila, sana, religiosa; casi una monja estaba con esa joya.
-No me vas a creer, consumía cocaína.
-Diablos, era un malogrado.
-Si Fer, pero ya no hablemos de eso.
-Ok, linda.
Las maquinas empiezan a rugir, por fin avanzabamos unas cuadras, entre las combis asesinas, buses destartalados botando humo negro, jaladores gritando a viva voz, ambulantes que se cruzaban entre los vehículos, escenario típico que se combinaba con el olor a fritanguita y que le daba un color especial al momento caótico.
Logré deslizarme como una filigrana y dejé atrás algunos autos y empalmé con la vía de evitamiento. Respiré tranquilo y dije: al fin libres; fueron cinco minutos de tranquilidad y, de felicidad. Claudia sonrió y me dijo: Fer ya estamos cerca; yo todo animoso sólo asentí. Pero lo que yo no sabía es que lo peor estaba por venir; me desvié por la avenida Bonavista en San Borja, para empalmar hacia la avenida primavera, craso error, pues había una cola inmensa de coches, todo optimista pensé: es cuestión de cinco minutos; me equivoqué y de que manera.
Eran las 8 de la noche y faltaban media hora para el inicio del cotejo futbolístico. En ese momento suena mi celular; era el "chato" Javier que ya estaba en el estadio con toda la mancha.
-Oye hueveras que pasó, no vas a venir.
-Sí chato, estoy en un tráfico maldito. No avanzo ni para atrás ni para adelante
-Pucha, y ahora, ya de todas maneras te esperamos, y cortó.
Fer, perdóname, por mi culpa te perderás el partido.
-No es nada, tratando de disimular, pero en el fondo estaba hirviendo de rabia
Todos apagaron sus motores, ya estábamos media hora sin avanzar y sin saber si lo haríamos. En esos momentos me acordé de la película volver al futuro con ese actor viejito que se parece a Javier Valle Riestra, y donde se aprecia que los autos vuelan y dije: cuando será que los bólidos vayan por los aires y así evitariamos estos estresantes y horribles atolladeros.
Un conductor de un jeep 4x4 me dice:
-Flaco y ahora que hacemos.
-Volar no podemos le respondí; él se rió fuertemente.
Que espantoso escenario el que estábamos viviendo; seguro que ningún policía de tránsito estaba para despejar y aliviar la zona; claro que van a estar, ellos ahora vigilan chifas y tragamonedas por 30 soles diarios; y el alcalde, "el mudo" Luis Castañeda no ha hecho nada por ordenar esta porquería.
Avanzo unos metros con el motor apagado, a mi costado observé a una señora que bajaba de su vehículo para estirar las piernas; el grosor de sus lentes eran como el poto de una botella de whisky, de esas que se soplaba el ex presidente Alejandro Toledo. La vieja tenía una barriga prominente que estoy seguro que en una noche de apagón, Pilar Nores la confundiría con la panza grosera de su marido, el presidente Alan García. La obesa sobrado llegaba a los 150 kilos y lo peor de todo que estaba comiendo o mejor dicho, tragando y hacia sonar la boca que aceleraba mi mal humor de ese momento.
Me cansé de este panorama, que me hizo recordar esas narraciones de Julio Cortázar en autopista al sur. De pronto observé que Claudia se había quedado dormida, a lo mejor simulaba, para no sentirse mal por todo el embrollo que estaba pasando y por lo consiguiente no llegaría al estadio. Acerqué mi rostro a sólo 2 cm al de ella, quería constatar sí efectivamente estaba en los brazos de Morfeo; era cierto estaba profundamente dormida, quizá cansada de la extenuante jornada laboral. La contemplé, la observé bien, y dije: que linda que es, es muy parecida a Sandra Bullock, con esos ojitos soñadores y, esos labios..... de pronto, otra vez suena el celular.
                                                      
-oye salvaje que demonios te pasó, el partido ya empezó hace 20 minutos
Era mi otro pata, el "screech" Diego.
-Creo que no llegaré, sigo atrapado y sin salida.
-Entonces le doy curso a tu hamburguesa y la cerveza que estaba reservada para ti.
-Esta bien "screech" tragón, despáchate y sigue engordando.
Los coches encienden motores, el movimiento empieza; ¡por fin! dije, ya era tiempo. Los bocinazos, los griteríos con lisuras incluidas, las frenadas bruscas, se hicieron sentir. Logré llegar a la avenida primavera y salí del atolladero; en ese instante, mi acompañante se despierta un poco asustada, seguro la bulla exagerada interrumpió ese sueño profundo.
-¡Que pasa! Fer.
-Estamos llegando a tu casa.
-Gracias, te pasaste.
-La quedé mirando, ensayando una sonrisa picaresca.
Me perdí el partido "U" vs Blomming, pero que importa, estás a salvo de esta selva de cemento.
-Amigo, estoy muy agradecida.
La quedé mirando profundamente, ella respondió del mismo modo, sentí que las piernas me temblaban.
Nos despedimos con un beso en la mejilla, pero con un detalle, ella me cogió la cabeza; me sentí morir, el corazón me latía a 100 por hora.
Bajó del auto y caminó apurada a su casa, la observé, su forma de caminar me cautivó. Abrió la puerta, volteó y con su mano derecha me dijo adiós. Respondí el gesto de igual manera y me quedé con la mano levantada como un minuto y con la boca abierta.
En la radio anunciaban que estaba por iniciar el segundo tiempo del encuentro, era imposible llegar por esa ruta al estadio, de tal manera que opté irme a casa.. Aceleré y busqué bocacalles que condujeran  a la vía de evitamiento, luego tomé Javier Prado; el infiero había pasado, todo estaba despejado. ¡Que alegría!, ya no estaba enojado; me perdí el partido; mis amigos le dieron curso a mi sándwich y a mi "chela"; eso no tiene importancia; así vuelva ha experimentar ese mal sabor de quedar paralizado en las calles peligrosas de Lima por más de tres horas. Lo más importante de toda esta travesía, es que gané la compañía fantástica de la chica más guapa de la "chamba" y, eso me hacía muy feliz.