viernes, 28 de noviembre de 2014

RECOGE PESETAS

La bulla ensordecedora del salón de clases era una cosa de locos; de pronto, ingresa apresurado, el profesor de religión, todos los alumnos se ponen de pie; el traqueteo de carpetas y el caos desaparece, silencio  sepulcral. El teacher camina pasando revista, mismo militar prepotente, le desagrada a los que están con la camisa afuera; sigue observando, el único ruido es el sonido del taco de su zapato de moda, marca makario y que le favorecía a ganar estatura, que alcanzaba el metro sesenta. Tenía nariz aguileña, de rostro adusto y brillosa, el cabello bien peinado con glostora y de un andar circunspecto. Era el único docente del colegio que usaba terno y corbatas chillonas.

Era lunes, los alumnos regresábamos a clases después de cuatro días de relajo por semana santa; el profesor, nos dejó una tarea sobre el sufrimiento de cristo. Empezó revisando los trabajos de carpeta en carpeta, pasaba con el rostro de pocos amigos y, al que no había hecho el trabajo, los sacaba al frente; fueron cinco compañeros, me salvé porque a duras penas y casi al final, terminé la asignación. Una vez terminada la revisión, se frota las manos mirando a los cinco flojos parados delante de la pizarra verde, que se veía vieja, trajinada, y rayada.
                                  

El "profe" mira a los cinco relajados y les dice: o sea que no han hecho el trabajo, ummm, rápido, en posición de  recoge pesetas (parados, inclinados a recoger algo en el piso) el abusivo teacher se saca la correa, gruesa, ancha y con mucha furia, zasss, un correazo en pleno poto; parecía que gozaba con el castigo, porque la cara se le ponía roja y, esgrimía una sonrisa endemoniada.

Era 1978, nos gobernaba una dictadura militar con Morales Bermúdez, colegio nacional, sin mucha dotación logística y con una buena porción de alumnos con problemas de disciplina. Eran épocas donde nadie reclamaba, los padres aceptaban los atropellos de los docentes. En estos tiempos, dicho profesor, si haría lo mismo, lo sacarían del colegio con una velocidad como quien se expulsa una flema.


Todavía quedan casos aislados como en Arequipa, un profesor agredió a correazos a un alumno, fue noticia, muchos protestaron. Todo cambia, son otros tiempos, los docentes tienen que adaptarse a los nuevos vientos, a las nuevas propuestas educativas.